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lunes, 1 de febrero de 2010

Gene Lysaker “Cri Cri” a través de los ojos de Guadalupe Bravo Farías




Por: Hercilia Castro

Con el rostro afable y una sonrisa grande, y con su cabello siempre cano, Guadalupe Bravo Farías preguntaba a los transeúntes “¿Qué pasó manito, te gustaron las fotos?, pásale”. En una exposición individual la noche del martes abría ante la mirada de oriundos y turistas una exposición fotográfica de Gene Lysaker, mejor conocido en el puerto como “Cri Cri” basada en paisajes y personajes de un Zihuatanejo extraños para las nuevas generaciones, pero muy impregnado en el recuerdo de la gente porteña. Más de 40 fotografías hacían gala sobre mamparas blancas, entre rostros de niños de más de cuatro décadas y una naturaleza como fondo siempre nítida que a la fecha, parece no existir en el lugar. Relata pues con una emoción que el trabajo para llevar a cabo la exposición fue de más de 5 meses y todo sin apoyo, siendo esta, la segunda vez en que expone con sus propios recursos.

La gente iba y venía, emocionados, señoras de más de cincuenta años, los “muchachillos” del puerto que quedaron atrapados en un film que esa noche parecía llamarles hacia otro espacio, se miraban a contraparte, dejando aquel niño “chamagoso y moquiento” que Gene Lysaker tomó, para encontrarse con el adulto y la otra realidad.

“A mi me emocionó cuando Cri Cri (Gene Lysaker) me mandó el paquete –dice Bravo Farías- ¿te imaginas? más de 200 fotografías de esas, en diapositiva, pero el aparato que las lee ya no existe, nombre, es un tesoro, a mi me mueve mucho la foto de la “Flor de Zihuatanejo”, y luego, fíjate, era bien chistoso porque ahí se juntaban tanto los borrachitos como los muchachos y los niños a convivir, era otro tiempo, y Gene en ese tiempo venía a Zihua, a él le recomendaron el lugar otros gringos, me conmueve mucho esa foto y la de mi casita, la casita donde yo nací- repite con profunda nostalgia-Yo soy del 49´, en ese año nací, así que imagínate ya tengo 52 años, ya vi pasar mucho”.

Lupita, cuéntanos pues cómo era Zihua en ese tiempo-pregunta el reportero-“No, no, ¿para qué me sacas a mi?, el mérito es de Cri cri, él tomó las fotos, yo sólo soy sus ojos, el ya no puede venir, no puede caminar, acaba de cumplir 85 años y precisamente hoy, mandó un correo diciendo que todo su amor para nosotros, que le hubiera gustado estar en la exposición y que recordar es vivir, que él vive de los recuerdos y de que se enamoró de Zihuatanejo, ¿ya me viste en la foto de atrás?¿ya viste que estoy niña con mis hermanas?, anda, ve a verme”-invita a mirarla cuándo probablemente tenía escasos 5 años y el puerto de Zihuatanejo era desconocido.

Erguida y de complexión delgada, morena y costeña, camina Guadalupe Bravo entre los presentes, entre aquellos adultos que se vuelven a ver en otro paisaje, y tal vez, situación.

Fantasmas y algunos mitos como “La nena” Quevedo, los Mora Luviano, la profesora Obdulia, los “garrobo” (dueños del último restaurante en el puerto con fama de más de 25 años de antigüedad) van acercándose y de igual forma, los relatos sobre “Los Alpes”, el único lugar donde vendían paletas de hielo.

Sin ningún medio de prensa, Gene Lysaker muestra a la luz por medio de Bravo, todas sus impresiones del puerto, abriendo un escenario natural donde se filmaron películas como “Las pirañas aman en cuaresma” y donde Isela Vega mostraba sus atributos a los jóvenes y no tan, en los años 50´s o Pedro Infante pescaba con la gente lugareña, y un yate Tin-Tan vento atracaba en el lugar sin ser molestados por los paparazzi de la época.



Gene Lysaker “Cr Cri”, por el ruidito de la cámara.



Como todos los viajeros, llegó Gene Lysaker a tierras Azuetences, le apodaron “Cri cri” los niños, no por el compositor, sí no por el ruidito de la cámara, porque siempre andaba tomando fotos. Gene Lysaker nace un 15 de mayo de 1925 en la pequeña aldea de Twin Valley en el estado de Minnesota y lugar donde radica hoy en día.

Durante la Segunda Guerra Mundial se alistó en el ejército estadounidense y fue enviado a la región del Oceano Pacifico del Sur, volando en 33 misiones en un bombardero B-24 como operador de ametralladora en la torrecilla del avión. Después de la guerra, de 1946 a 1949 fue al Minneapolis College of Art and Design y al terminar sus estudios hace un viaje a Acapulco donde conoce a una pareja estadounidense que acababa de regresar de Zihuatanejo, así, Lysaker decide ir a explorarlo.

En sus recuerdos describe que durante el viaje en La Flecha Roja el autobús se paró en la orilla de los ríos y todos se bajaron y se quitaron zapatos y calcetines para cruzar de un lado a otro donde abordaron el autobús y pasar al otro lado, fue en su primer visita a Zihuatanejo donde dice enamorarse del puerto. Visitó el puerto durante las décadas de los 50, 60 y 70 y su última visita fue en 1998.

Trabajó por 30 años en Minneapolis como director de arte en una pequeña casa editorial y al jubilarse se dedicó a la pintura de la vida silvestre , y al estilo de arte Americana, preservando escenas del pasado.



El olvido no tiene memoria



Ante todas las escenas de un Zihuatanejo de antaño pacifico, y cuasi perfecto ningún funcionario en las administraciones pasadas o actuales se ha enfocado en rescatar la identidad del municipio, sus memorias o recuerdos, y es que hablamos de la misma situación que hay en la entidad, el olvido del cómo se forman los pueblos, las costumbres, los puertos. El municipio de Azueta a pesar de formar parte del triángulo solar ha sido olvidado en la cuestión cultural ya que no cuenta hasta la fecha con proyectos para hacer una Casa de la Cultura ni las bibliotecas con el mantenimiento debido.

La Casa de la Cultura que actualmente esta, se encuentra en insultantes condiciones, con un salario a los profesores que pareciera una limosna, contrario a ello, el alcalde actual Alejandro Bravo Abarca aplica recursos en viajar a Europa y en obras de “relumbrón” más que para remodelar la imagen urbana, para ganar la simpatía hacia las próximas elecciones y suba su partido mas en la escala de las encuestas, el PRI, obvio, los viajes con el con que de promover y a costa del pueblo pero en la realidad, no hay turismo.

Fuera de partidismos y preferencias ideológicas una cosa es muy cierta: No hay cultura, la cultura la hacen los azuetences a su estilo, tratando de recuperar a contratiempo aquellos usos y costumbres arrebatados por el progreso y los desarrollos turísticos privatizadores como Ixtapa, que dejaron en el olvido a cientos de campesinos y pescadores que tenían hijos y que a la llegada de Ixtapa, muchos quedaron en la precariedad.

Mostrando con imágenes, aquel prodigio natural perdido y lo que aun se puede rescatar es como Guadalupe Bravo y Gene Lysaker llevaron a cabo la noche del martes, en un Zihuatanejo que dista al de las fotos, pero que logró atraer la memoria y recuerdos de aquellos niños sonrientes, transformados ahora en abuelos, aunque muchos, ya finados. En una década nueva que atraviesa el puerto entre la sangre y la agonía del turismo, tratan los azuetences de sobrellevar esa rutina pensando en aquel tranquilo, pacifico y paradisiaco lugar que solo en fotos y recuerdos duerme.




*Hercilia Castro es periodista independiente, medio ambientalista y luchadora social.

http://ghatospardosenlucha.blogspot.com
http://twitter.com/herziliagato

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