Por: Mario Campos
“Es una campaña generada desde los medios”, “si no fuera una familia con dinero no habrían contado nada”, “sigue muriendo gente por todo el país y los periodistas siguen obsesionados con el tema”. Expresiones así se han publicado como comentarios en los portales de noticias, en las redes sociales y en más de una plática de sobremesa en las últimas horas. Y es que como suele ocurrir con cada vez más frecuencia, cuando nace una gran noticia también surge un intenso debate sobre el papel de los medios en el nacimiento, cobertura y muerte de la historia.
Conducta que en mi opinión resulta muy positiva. Lo hemos comentado antes en este blog, los periodistas estamos muy acostumbrados a pedirle cuentas a todo el mundo pero no a rendirlas. Explicar nuestra labor no es un papel en que nos sintamos particularmente cómodos y este debate no ha formado parte de nuestra tradición democrática. Pero qué bueno que esto está cambiando. Por ello bienvenidas las preguntas, muchas de ellas inteligentes, que han sido puestas sobre la mesa con la llegada de este caso.
Por supuesto no hay una verdad revelada. Sin embargo, creo que hay puntos bien se pueden discutir. Por ejemplo, la idea de que hay una cargada mediática orquestada para difundir la historia de Paulette. No es así. Y no lo es porque no hacía falta empujar mucho este expediente para que se convirtiera en una gran noticia. La sola idea de la desaparición de una niña de cuatro años, con una discapacidad, con nombre y rostro, que de la noche a la mañana se esfuma sin que nadie entrara o saliera de su casa es tan fuerte que pasa los filtros de casi cualquier redacción.
Más aún si el tema está presente en vallas, espectaculares y es un objeto de atención en las cada vez más influyentes redes sociales. Por eso no es necesario pensar que hay una mano oscura detrás de esta cobertura, aunque también es cierto que ayudaron las redes de la familia con algunos periodistas, variable que quizá explique el empuje inicial pero que no es suficiente para explicar toda la atención que por si mismo se ganó el caso. Si a eso agregamos el vacío informativo que le acompañó en los últimos días es natural que se convierta en el foco central de los medios.
Dicho lo anterior es claro que hay una parte de las críticas que se sostiene: ¿por qué este caso y no las otras muertes de menores?, ¿por qué destacar la historia de la pequeña y no las de las decenas de víctimas de la violencia que vive el país?
La búsqueda de estas respuestas nos obliga a pensar cómo estamos trabajando en los medios. Qué tanto estamos haciendo para pasar – como diría el periodista Miguel Angel Bastenier – de los nombres en los medios, a las personas en los medios, con su nombre y su historia. Ausencia que se entiende también por la lógica de las redacciones que nos lleva a cubrir una nota tras otra con muy poca capacidad para dar seguimiento a cada caso.
Pero hay más. Si bien la historia de Paulette es muy atractiva desde los medios eso no explica porqué no hemos abordado otros casos similares, desafió fundamental si lo que queremos hacer es pasar de los casos particulares – por más importante que sean – para retratar problemáticas que afectan al resto de la sociedad. Esta historia por sí misma es relevante pero lo es más si nos lleva a revisar el tema de la violencia intrafamiliar, las agresiones que sufren los menores, las necesidades de los niños con discapacidad y hasta las fallas en los sistemas de procuración de justicia.
Porque el reproche de mayor peso no es que los medios cubriéramos este crimen sino que no lo hagamos con el resto de las víctimas que enfrentan problemas, que van más allá de sus historias concretas, y que se originan en problemáticas sociales que el periodismo también debería atender.
¿O ustedes qué creen? Quedo en espera de sus comentarios y buen fin de semana para todos.
(BLOGS EL UNIVERSAL)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario